ARTÍCULO DE BASILIO ÁLVAREZ, RECORDANDO A SU AMIGO VALES FAILDE


Al día siguiente de la trágica muerte de Vales Failde,  su amigo el agrarista y también sacerdote, Basilio Álvarez , publica un artículo en el periódico “La Zarpa” (31/3/1923), titulado “Vales Failde”, en el que evoca dulcemente la memoria de su ilustre amigo, que huyó del mundo en un instante de locura porque le pesaba la tierra.

Javier Vales Failde, nació en Camba, en el partido Judicial de Lalín y cuando murió tenía 49 años. Hizo el bachillerato en Orense y en la Universidad de Santiago de Compostela se licenció en Derecho. Marchó a Tuy, donde era Deán un tío suyo, surgiéndole la vocación sacerdotal que le llevó a estudiar la carrera eclesiástica.

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Javier Vales Failde, Vida Gallega, 1910/W

En el año 1900 se marchó a Madrid, donde fue preceptor de los hijos del general Weyler, que era el Capital General de la Primera Región Militar. A los dos años de residir en Madrid es nombrado Capellán de Honor de Número y Doctoral de la Real Capilla. En 1903 fue nombrado Provisor y Vicario General de la Diócesis de Madrid.

En 1906, fundó la revista “Galicia”, con su amigo Basilio Álvarez, que fue el encargado de dirigirla. En 1908, se encarga de la cátedra de Estudios Sociales en el Seminario de Madrid y al año siguiente es nombrado Rector de la Universidad Católica. En 1910, es nombrado Director Espiritual del Heredero de la Corona y confesor de los reyes D. Alfonso y Dª Victoria.

En 1911, Canalejas lo propone a Roma para el Obispado de Badajoz, siendo rechazado por no considerarle basado en algunas disciplinas eclesiásticas, pero él ya había renunciado antes de hacerse el nombramiento. En 1912, fue nombrado Auditor del Supremo Tribunal de la Rota. En 1916 fue nombrado párroco de la Real Familia “grefier” del Toisón de Oro. Al año siguiente fue Preceptor de los Infantes y en 1918 profesor de Historia y de Religión del Príncipe de Asturias. Por último, fue nombrado Vicario General Castrense, cargo que llevaba consigo el de Obispo de Sión y el de Patriarca de las Indias.

 

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El Príncipe de Asturias con los profesores Vales Failde y el Conde del Grove/Faro de Vigo

Vales Failde fue un escritor polifacético; dedicó su actividad intelectual a diversas disciplinas en las que puso de relieve su vasta cultura y preclaro talento. Entre sus obras, figura “La emigración gallega” con un prólogo del Chantre de la Catedral de Tuy, D. Antonino Cerviño y otros libros acerca del autor de la Salve de San Pedro de Mezonzo, de Ernestina Manuel de Villena y de la Condesa de Espoz y Mina. Sobre Rosalía de Castro escribió una monografía admirable. Publicó también un libro titulado “El Tribunal de la Rota”, que contiene el discurso que le sirvió para entrar en la Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Era un filólogo consumado, dominaba varios idiomas y en el Congreso Católico celebrado en Viena, al cual asistió en representación de España, pronunció un magnifico discurso en inglés. En Francia predicó muchas veces en francés.

Tenía un corazón gallego que sentía como pocos el amor a su tierra. Sus actividades mentales estaban encaminadas al engrandecimiento de Galicia. Todas las cosas gallegas eran en él un acicate para el estudio. La personalidad de Rosalía de Castro tuvo en Vales Failde un comentarista dotado de una sensibilidad exquisita y de un alto espíritu escolástico. Con sus grandes conocimientos sociológicos aportó también una colaboración valiosísima de la emigración gallega. Sus discursos profanos y sagrados eran un modelo de su género, por el caudal de sus conocimientos, por su expresión persuasiva y por su excelente oratoria.

Murió el día de Viernes Santo del año 1923, en un momento de extravío mental. De un modo inesperado la muerte ha segado una vida que tantos frutos había producido y que tan hermosas esperanzas hacia concebir. El ilustre gallego murió en plena vitalidad, cuando llegaba a la cumbre del sacerdocio , el Episcopado.

Basilio Álvarez, un luchador a favor del campesinado gallego,  nació en Orense en 1877, estudió la carrera eclesiástica en el Seminario de Orense, se ordenó sacerdote, siendo conocido como “O cura de Beiro”  y comenzó a colaborar en el periódico “El Heraldo Gallego”. En 1907 marcha a Madrid y se establece como capellán de los Marqueses de Urquijo, gracias a las influencias de su amigo Javier Vales Failde. En 1909,  comienza a dirigir la revista “Galicia” y se convierte en uno de los impulsores de la sociedad agrarista “Acción Gallega”, que defendía la supresión del caciquismo y de los foros en Galicia.

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Basilio Álvarez, en Mundo Gráfico/W

La radicalización de su discurso político y la implicación en las luchas políticas, va a provocar que el Obispo de Orense le expulse de la parroquia de Beiro y le suspende “A divinis”;  poco después abandona el sacerdocio. A partir de ese momento comienza la carrera de Derecho y se dedica al periodismo y la política. Se licencia en Derecho y vista Argentina. Al volver funda en Orense el periódico agrarista “La Zarpa”, que llevó a cabo una intensa campaña anticaciquil a favor de la redención de  los foros que los campesinos tenían que  pagar a los propietarios de las tierras y se aproxima al partido Republicano Radical, siendo elegido diputado a Cortes por Orense en las elecciones de 1931-1933. Al terminar la Guerra Civil, se exilia a Cuba y después a Estado Unidos donde murió en 1943, en Tampa (Florida).

Basilio Álvarez, al día siguiente de la trágica muerte de Vales Failde, publicó un artículo en el periódico orensano “La Zarpa: diario de los agrarios gallegos”. Año II, Núm. 516. 31/3/1923, titulado “Vales Failde”, en el que evoca dulcemente la memoria de su ilustre amigo el  sacerdote de la Tierra de Deza, Vales Failde, que le había introducido en el mundo intelectual, periodístico y político de Madrid y que huyó del mundo  en un instante de locura porque le pesaba la tierra. Su inesperado muerte le produjo un gran estupor:  “El hombre que murió ayer y cuya horrible noticia vino a partirme el cráneo. ¡Cayó, pero su caída fue por  un empujón que le dio la vergüenza!”: 

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Anuncio del periódico La Zarpa/W

“(…) Pero ¡anda! que la bomba de ayer me partió el cráneo. ¡Falleció repentinamente el nuevo obispo de Sión, Vales Failde! Así decía el despacho que recibí poco después de la una. Ni escopetazo fue. El recuerdo no tiene nunca la grosería de un proyectil. Pero se subió escapado a mis ojos para hacerme cosquillas en el lacrimal.

Aquel portón de su casa madrileña de la calle de La Pasa donde vivía allá por los años en que yo arribé a Madrid, daba acceso a la visión más dulce y más serena de nuestra tierra. Todo cuanto valía y no valía de Galicia, desfilaba por la mansión de aquel prócer del espíritu que sabía poner, como nadie, sobre las frentes enfebrecidas de sus paisanos, la caricia consoladora de una esperanza.

Para Vales no había mejor recomendación que ser gallego. Y gallega era su casa que parecía un pazo montañés con todo el sabor de las viejas tradiciones. Y gallega su biblioteca que contaba por millares los volúmenes que se referían a nuestra tierra y gallego el tono lleno de calma horaciana de su decir siempre ondulante y gallega su cultura que se desbordaba impetuosa para exaltar a las grandes figuras de la tierra.

No era un regionalista de los bien entendidos. Uno de esos cursis enamorados de la suculencia agresiva de nuestras viandas, del eterno mimo del paisaje o de las resobadas cadencias de la gaita. Para Vales Failde, Galicia era un altar. Pero un altar silencioso y divino donde él iba todos los días en puntillas a celebrar para que nuestro país se le mostrase vivo en la estupenda grandeza de sus rasgos.

Lo era todo. Ganaba más de mil quinientas pesetas al mes y me consta que muchas veces quedó sin comer por dar el último céntimo que tenía para que cenase un paisano.

Vales no era un hombre. Lo bastardo, cuanto de ruin tienen los hombres, por el título de ser hombres, no existía en este sacerdote ejemplarísimo que no comprendía la vida sino se acompañaba con las vibraciones de la ternura. Para este hombre extraordinario, la piedad, eso que se llama la piedad, dándole a la palabra toda su estirpe magnánima, no era una virtud tradicional. Era un manto protector que debía ser consubstancial a toda persona decente. ¡Jamás habló mal de nadie! Era tan bueno que no acertaba, ni quería ver en las pasiones más que relámpagos de las almas en ignición. Se le figuraba, en su gran cordialidad franciscana, que todas las audacias que tuviesen por cuna la ofuscación, no eran más que resplandores del santo incendio de los ingenuos, de los candorosos y de los románticos.

¡Y, cosa extraña! Muere cuando la Iglesia conmemora las caídas y recaídas de Jesús en la calle de la Amargura. Para Vales Failde nada había más humano que el caer. El dulcísimo Jesús   -me decía- nos dejó un ejemplo sangrante en las calles de Jerusalén.

– Escuché. Y la palabra insinuante, agarimosa, evangélica de Vales Failde se acercaba a mis oídos así:

“Nada más lógico que la caída. Hoy caemos por las concupiscencias de la carne, mañana por el huracán de la envidia, al otro día por el bárbaro brío de la soberbia, cuando por la brutalidad del amor propio, pero cayendo de cascada en cascada –añadía- se purifica el agua hasta encontrar descanso en las inmensidades del mar. Así también a través de escollos y caídas el alma se ennoblece y dignifica para llegar pura al océano de la Eternidad. ¡Es doloroso el caer, pero no es triste, si uno se levanta! Nada significa que la flor se agoste cuando el soplo del Sahara la marchita, si el rocío del cielo la torna lozana!

Este era Vales Failde. El hombre que murió ayer y cuya horrible noticia vino a partirme el cráneo. ¡Cayó, pero su caída fue por  un empujón que le dio la vergüenza!”.  BASILIO ALVAREZ

Bibliografía: La Zarpa: diario de los agrarios gallegos. Año II, Núm. 516. 31/3/1923. www: biblioteca.galiciana.gal.

Antonio Vidal Neira. Madrid, 24/04/2020

3 pensamientos en “ARTÍCULO DE BASILIO ÁLVAREZ, RECORDANDO A SU AMIGO VALES FAILDE

  1. Gracias, Antonio. Lo volveré a leer.

    El vie., 24 abr. 2020 21:06, Historia de la Tierra de Deza escribió:

    > Antonio Vidal posted: «Al día siguiente de la trágica muerte de Vales > Failde, su amigo el agrarista y también sacerdote, Basilio Álvarez , > publica un artículo en el periódico “La Zarpa” (31/3/1923), titulado “Vales > Failde”, en el que evoca dulcemente la memoria de su ilustre a» >

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