EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE ACIVEIRO Y SU JURISDICCIÓN EN LA TIERRA DE DEZA


El Monasterio de Santa María de Aciveiro, fue un monasterio cisterciense, enclavado en Tierra de Montes, en los altos de la Sierra del Candán, a orillas del río Lérez, fundado en el siglo XII que desapareció tras la desamortización de Mendizábal en el XIX (1842), en que fue subastado en subasta pública. En la actualidad la iglesia se utiliza como iglesia parroquial y es uno de los mejores ejemplos del románico gallego. El resto de dependencias monacales se utilizan como local de hostelería tras su restauración.  Está considerado como Monumento Histórico Artístico desde 1931 y también tiene la consideración de Bien de Interés Cultural.

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Monasterio de Santa María de Aciveiro/A. Vidal

Historia del Monasterio de Aciveiro

La historia del Monasterio de Aciveiro es extensa, fue uno de los siete monasterios más importantes de la Edad Media gallega, las donaciones y privilegios reales le dieron  una gran importancia económica y política, obteniendo envidias entre los nobles y el clero gallegos, lo que le supondría enfrentamientos con todos los ámbitos de la sociedad de la época.

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Fachada de la iglesia y monasterio/A. Vidal

En el Archivo Histórico Nacional, se guarda una copia del  Tumbo Grande de Aciveiro(1617),  este se iba actualizando sucesivamente con distintas anotaciones, la más reciente es de 1806. Contiene noticias sobre la fundación del monasterio y su jurisdicción, además de la relación por orden geográfico de los bienes, rentas y jurisdicción del monasterio en diferentes lugares, indicándose los apeos, foros y otras escrituras en relación a ellos y su localización en los libros del archivo. El original se conserva en el Archivo Histórico de Pontevedra.

El monasterio se construyó sobre unos terrenos ocupados por un gran bosque de acebo (acivro), del cual viene el topónimo Acibeiro. Según una inscripción situada en la pared sur de la iglesia fue fundado el 4 de febrero de 1135, por el rey Alfonso VII de Castilla, reuniendo para su fundación doce monjes  benedictinos que con el tiempo llegaron a ser más de un centenar. En 1162 el monasterio adoptó la regla cisterciense,  quedando como filial de la Abadía de Claraval. En 1170 se consagró la iglesia del monasterio  a Santa María, siguiendo lo ordenado por San Bernardo para todas las iglesias de la Orden.

El primer abad y fundador fue Pedro, que falleció el año 1160, le sucedió Pedro Martínez, noble gallego, natural de  Tierra de Montes que hizo importantes donaciones al convento. El abad más destacado fue Gonzalo das Penas, que gobernó la comunidad desde 1429 hasta su fallecimiento en 1475. El pueblo le dio tratamiento de santo y en torno a su figura surgieron  numerosas leyendas como la del  “Oso de Oseira”, escrita por Ramón Cabanillas, en Vida Gallega (1930).  En esta época, el cenobio alcanzó su máximo nivel cultural al fundarse un Colegio de Teología Moral, dotado además con un noviciado propio y un estudio de humanidades.

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Puerta de entrada al Monasterio/A. Vidal

Desde principios del siglo XV, la Casa de Ulloa,  se convirtió en encomendera de este monasterio. Más tarde pasó a la Casa de Altamira con el matrimonio entre Vasco Lope de Ulloa e Inés de Moscoso y más tarde al arzobispo de Santiago, Alonso de Fonseca.  En estos años proliferaron los abades comendatarios, eran abades que en muchas ocasiones no residían en el monasterio y se limitaban a recibir las rentas, sin prestar ningún beneficio a la comunidad religiosa.

A principios del siglo XVI se produjo un importante declive en el poderío del monasterio, viéndose por ello, obligado en 1518, a incorporarse a la Congregación Cisterciense de Castilla, desapareciendo la figura del comendador y la del abad, siendo sustituida por un Presidente-Abad que dirigía la casa. Entre los años 1571 y 1577, cuando rigió el monasterio  fray Ambrosio de Acuña, fue cuando alcanzó su máximo esplendor económico y el mayor número de religiosos.

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Claustro del curro/A. Vidal

Otro presidente-abad fue fray Martín de Pueyo que dirigió la comunidad desde 1581 a 1587, durante su mandato, ante la falta de espacio en los edificios monacales, se proyectó la construcción del edificio que llegó hasta nuestros días. Se iniciaron las obras por la fachada de la iglesia en el año 1586 y fue maestro de obras Xoán da Fonte, vecino de Aciveiro.

En el año 1589 los miembros del Santo Oficio de Compostela, ante el temor de que el corsario Drake, que tenía sitiada La Coruña,  atacase Santiago, se  trasladaron con los  fondos y papeles  del Santo Oficio a Acibeiro, tratando de protegerlos del ejército inglés.

Durante toda su historia el convento mantuvo una gran cantidad de pleitos relacionados con sus propiedades y privilegios. Eran tantos los pleitos que tenían  frailes residiendo en Santiago, Coruña y Valladolid, para ocuparse de su tramitación y la defensa de los intereses del convento. En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, se guardan varios documentos  de pleitos realizados por el Monasterio de Aciveiro:  «Carta de foro del abad del Monasterio de Santa Maria de Aciveiro, orden cisterciense, en Aciveiro (Pontevedra) a favor de Alonso Gondin, de un término». «Ejecutoria del pleito litigado por el arzobispo de Santiago de Compostela (La Coruña) con el monasterio de Nuestra Señora de Acibeiro, orden de San Bernardo, en Aciveiro (Pontevedra)». «Ejecutoria del pleito litigado por el monasterio de Aciveiro, orden de San Bernardo, de Aciveiro (Pontevedra), con Mayor de Bahamonde, viuda de Pedro Sanz de Parga, vecina de La Coruña, como curadora de sus hijos, sobre posesión de unas tierras». «Ejecutoria del pleito litigado por el Monasterio de Nuestra Señora de Aciveiro, Orden de San Bernardo, de Aciveiro (Pontevedra), con Juan de San Clemente, arzobispo de Santiago de Compostela (La Coruña), sobre posesión de la jurisdicción de la encomienda de Aciveiro y Tierra de Montes (Pontevedra)». «Ejecutoria del pleito litigado por el Monasterio de Nuestra Señora de Aciveiro, Orden de San Bernardo, de Aciveiro (Pontevedra), con Juan Sarmiento, curador de García Díez y Ruy Díez, hijos de Pedro Díez de Cadórniga y Juan de Losada, vecinos de la granja de Frieira (Orense), curador de Berenguela de Cadórniga y Martín Vázquez de Losada y el licenciado Enríquez de Caneda, vecino de Rubiana (Orense) y consortes, sobre pago de las rentas de la granja de Petín». «Ejecutoria del pleito litigado por el Monasterio de Nuestra Señora de Aciveiro, Orden de San Bernardo, de Pontevedra, con Alonso Godín de Artoño, vecino de Artoño y Borraxeiros (Pontevedra), sobre la posesión de los lugares y viñas del Castro de Modiño que el segundo dice tener a foro». «Ejecutoria del pleito litigado por el monasterio de Nuestra Señora de Aciveiro, orden de San Bernardo, en Aciveiro (Pontevedra), con Berenguela de Cardórniga y sus hijos y Juan Vázquez de Losada, vecino de La Puebla de Valdeorras (Orense), por sí y como padre y administrador de Eugenia de Losada, su hija, Juan Sarmiento de Losada y consortes, sobre la reclamación por parte del monasterio del pago correspondiente a cierto foro que estos tenían realizado con el monasterio». En el Archivo Histórico Nacional: «Concordia establecida entre el monasterio de Santa María de Melón y el monasterio de Santa María de Acibeiro sobre la división entre los dos monasterios de unos terrenos».

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Fuente en el Monasterio de Aciveiro/A. Vidal

En noviembre de 1649 parte del Monasterio fue destruido por un incendio, quemándose las dependencias del ala izquierda del edificio, con el claustro alto, que era donde estaba la cocina, perdiéndose la biblioteca y el archivo. Durante la Guerra de la Independencia volvió a ser pasto de las llamas. Las tropas napoleónicas que se habían refugiado en él, al ser atacadas por los paisanos lo abandonaron, después de saquearlo y prenderle fuego, en la tarde del 30 de abril de 1809.

Después de este ataque se volvieron a emprender obras de reconstrucción por parte de los monjes que fueron llevadas a cabo por el maestro arquitecto José de Castro Vallejo. Entre 1823 y 1826 uno de los religiosos más prestigiosos fue fray Bernardo Carrasco, que fue catedrático numerario de lengua griega en la Universidad de Alcalá de Henares.

Durante el Trienio Liberal (1821-1823) se disolvió la comunidad, que en parte se reunificó con la vuelta del absolutismo. El fin definitivo de la comunidad llegó a mediados del año 1835 con la Desamortización de Mendizábal. En el monasterio quedaron tres religiosos con el objeto de conservar sus bienes y mantenerlo en pie. Finalmente en 1842 se realizó la liquidación y subasta pública del patrimonio del convento. Juan García Serrapio fue el último de los monjes que desempeñó la misión de párroco de Santa María de Acibeiro.

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Monasterio de Aciveiro/A. Vidal

Desde sus orígenes el monasterio gozó de múltiples donaciones y protección de los reyes  y de los señores de la comarca. Además de los beneficios otorgados por su fundador Alfonso VII, fue protegido por Alfonso IX, Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio. Un privilegio de Alfonso IX, ratificado posteriormente, eximió del pago de impuestos a los súbditos del monasterio. También fue objeto de importantes donaciones particulares de nobles. Las más importantes son las hechas por Urraca Fernández, hija del conde Fernando Pérez de Traba, en 1237; la hecha por Teresa Yáñez de Deza, mujer de Alonso Suárez de Deza, en 1262, que pidió ser sepultada entre los muros del monasterio; la de Bernardo, obispo de Badajoz que fue canónigo de Santiago, el 1306, que dona bienes que tenía en Arzúa; o las hechas por la familia de los Churruchaos, como la de Aldonza Fernández Churruchao, madre de Alfonso Pérez Gallinato, que manda ser sepultada en el monasterio al tiempo que le dona bienes, a la que siguieron varias donaciones de sus hijos.

Era un monasterio  económicamente modesto. Sus posesiones incluían cotos, tierras aforadas, encargos, beneficios parroquiales, granjas, neveiras, ganado, etc. Además del coto del Candán, su dominio y jurisdicción se extendía a múltiples parroquias de Deza y Trasdeza. Un documento del Archivo Histórico Nacional, da cuenta de deslindes practicados y ventas obtenidas en diferentes lugares: Dos Iglesias, San Mamed de Millerada, San Payo de Refoxos, San Xurxo de Cristimil, San Esteban de Barcia, San Bartolomé  de Pereira, San Martiño de Forcarey y Santiago de Anseán. Aparte de estos sitios relativamente cercanos al monasterio, también percibía rentas de lugares más distantes, como Goiás, Bermés, Vilatuxe y otras jurisdicciones.

En el siglo XVII el Conde de Lemos  sostuvo un pleito con el Monasterio de Aciveiro, por los montes y dehesas del Candán pertenecientes a las feligresías de  Zobra, Parada y Vilatuxe que eran limítrofes con los de Aciveiro, los vecinos tenían diferencias con el Monasterio  por los límites y aprovechamiento de los montes y dehesas. En una sentencia de concordia con el Monasterio se pusieron de acuerdo declarando que los montes y dehesas eran del Conde de Lemos y que podían ser aprovechados por todos  los vecinos de la Jurisdicción de Lalín, sentencia que se hizo ante el escribano Gregorio Gil, vecino de la feligresía de Barcia y que vio Don Francisco Taboada Mosquera en el archivo del Monasterio.

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Monasterio de Aciveiro/A. Vidal

En el Archivo Histórico Nacional se conserva  el “Memorial cobrador de foros en diferentes feligresías”. Es un cuadernillo sin encuadernar, que comienza con la tabla de los foros comprendidos en el Memorial por feligresías. Contiene foros sobre bienes en las feligresías de Aciveiro, Castrelo, Cortegada, Dos Iglesias, Forcarey, Gresande, San Salvador de Laro, San Juan de Meavia, Millarada, Oleiros, Partido de Trasdeza, Quintillan, Refoxos, Santa Marina de Ribela, Laro, Taboada y Tamonde. Probablemente corresponda al cobro de los años 1819-1822. Este documento es otra prueba del dominio del Monasterio de Aciveiro en las tierras de Deza.

Sobre sus encomiendas y jurisdicciones el monasterio tenía plenos poderes en el ámbito civil, criminal, eclesiástico y económico. La mayoría de las posesiones se encontraban en la jurisdicción de la Mitra Compostelana, esto propició muchos pleitos con los arzobispos de Santiago durante muchos años. En el siglo XVII  los tribunales fallaron a favor de la mitra compostelana, despojando al convento de todos los poderes sobre ellas excepto del económico.

Uno de los pilares de la economía de la comunidad era el ganado. Por los acuerdos con las comarcas  limítrofes controlaban tanto el ganado doméstico como el salvaje, así como el uso de los pastizales. Completaban la economía con la explotación de los bosques y dehesas, estando prohibida la tala de leña sin licencia del monasterio.

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Cruceiro del claustro/A. Vidal

Las  neveiras de los montes de Candán, también fueron una fuente importante de ingresos.  Estas neveiras datan del siglo XVII.  Los  monjes comerciaban con la nieve surtiendo a las ciudades gallegas y llevándola a otras ciudades del interior de la Meseta. Para este comercio, se aprovechaba el paso por el Candán del Camino Real, que unía el monasterio de Aciveiro con el Ribeiro de Avia, donde los monjes tenían también viñedos. Durante el siglo XVII el convento perdió la exclusividad del hielo y comenzaron a proliferar neveras pertenecientes a particulares y otras instituciones,  por lo que el valor de las neveras del monasterio disminuyó significativamente.

Descripción del Monasterio de Aciveiro

Del primitivo monasterio apenas quedan muestras, ya que las reformas realizadas desde la mitad del siglo XVI en adelante, incluso hasta el año 1813, lo hicieron desaparecer. La fachada del monasterio hace ángulo recto con la de la iglesia. Tiene un pórtico de acceso de estilo clásico y una balconada de hierro fundido apoyada sobre ménsulas.  Tiene dos claustros, entrando el claustro del curro, es rectangular y de grandes dimensione. Servía como lugar de recepción de los frutos,  de “eira de mallar” y como lugar para guardar el ganado que pastaba en los montes del convento. Hay una fuente datada en el año 1802. A la derecha está el acceso a las cuadras, gallineros y viviendas de los pastores y personal al servicio del convento. A la izquierda hay un paso abovedado con bóvedas de medio cañón que lleva a las dependencias monacales y al claustro.

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Monasterio y ábside de la Iglesia de Aciveiro/A. Vidal

El claustro procesional es una obra realizada en la segunda mitad del siglo XVIII. Es el mejor conservado de todos. De traza clásica, se cierra con muros de cantería de piedra labrada adornados con pilastras cuadrangulares y una imposta que marca la planta y se remata con una cornisa con gárgolas en las esquinas. En él los canteros dejaron las fechas de terminación de las obras, la sur en 1760 y la oeste en 1769.

Entorno al claustro se distribuyen las antiguas dependencias: La cocina es una de las piezas mejor conservadas. De planta rectangular, se abre al exterior por medio de dos ventanas y se cubre con una bóveda. Destaca en ella la chimenea. Contaba con agua corriente,  torno que comunicaba con el refectorio y una pétrea fresqueira, antecesora del frigorífico: se trataba de una pequeña cámara entre dos gruesos muros, donde se conservaban los alimentos perecederos con la ayuda del hielo procedente de las cercanas neveiras do Candán. Se finalizó en el año 1801. El refectorio datado en el año 1802 y a un lado se encuentran las cortes cubiertas con bóveda de medio cañón y que conserva el piso adoquinado con las canalizaciones de evacuación y ocho comederos de una piedra.

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Monasterio de Aciveiro/A. Vidal

Otro de los departamentos a destacar es el gran salón, posible sala capitular. Se trata de una obra del siglo XVI y que presenta tres puertas de acceso y a la que dan luz siete ventanales; el scriptorium, las caballerizas y las celdas de los monjes, todas estas dependencias se distribuyen entorno al claustro siguiendo las pautas cistercienses.

En el corredor del claustro bajo se encuentra una puerta románica de finales del siglo XIII deteriorada por modificaciones posteriores y que da acceso al capítulo, una de las estancias más grandes del convento y que en sus muros conserva restos románicos reutilizados de las primeras edificaciones del monasterio.

Las estancias monacales fueron restauradas en el año 2005 y convertidas en un hostal-monumento, la “Hospedería de San Gonzalo das Penas”, un lugar ideal para el descanso y el reposo.

Descripción de la Iglesia del Monasterio de Aciveiro

La iglesia es muy interesante, es el único elemento románico que queda del monasterio, pues las reformas que se hicieron a partir del siglo XVI, lo hicieron desaparecer. Se reformó la fachada occidental y la torre campanario y se abrieron nuevas ventanas y puertas, así como una nueva sacristía que se adosó al muro sur y parte del cubo del ábside.

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Nave principal de la Iglesia/A. Vidal

Es un templo de planta basilical, dividida en tres naves,  rematada en una cabecera de tres ábsides. En el exterior destaca el ábside central, por su mayor altura y por su perfil poligonal de cinco lados separados por semicolumnas adosadas en cuatro de sus ángulos y unido con los absidiolos por medio de dos contrafuertes que suplen a las columnas en ese lugar. Cada uno de los cinco lienzos posee una ventana con arquivolta que descansa sobre capiteles vegetales y geométricos.

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Fachada de la Iglesia/A. Vidal

Los absidiolos laterales son semicirculares, tienen cada uno de ellos dos semicolumnas adosadas y en el lienzo que linda con el ábside central, hay una ventana y un óculo sobre ella. La decoración bajo el alero de los ábsides es a base de capiteles vegetales, geométricos y con canecillos de diferente hechura. En la base del lienzo norte del ábside central hay una lauda funeraria que lleva fecha de 1182.

En el interior el templo se divide en cinco tramos, señalados en los muros exteriores por contrafuertes que los refuerzan.  En cada tramo se abre una ventana adintelada. En el segundo tramo de muro del lado norte se abre una portada románica, es la puerta de difuntos. Se compone de dos series de arcos y columnas, la columna de la derecha es  estriada y con capiteles historiados. Las arquivoltas están decoradas con cadenas, estrellas caladas, flores y ajedrezados. La cubierta actual es de madera.

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Ábside de la Iglesia/A. Vidal

Las naves están sostenidas por pilares de planta cuadrada con semicolumnas adosadas en los frentes en la nave principal y columnas adosadas a los muros en las que se apoyan los arcos formeros y transversales. Estas columnas están contrarrestradas al exterior por contrafuertes prismáticos. Sobre los arcos formeros de los muros que separan las naves, hay arcos semicirculares sobre columnas a manera de “falso triforio”. En la nave norte destaca, un altar pétreo seguramente románico, con un altorrelieve representando “La última cena”. En la decoración de los capiteles existentes en las naves predominan figuras antropomorfas, elementos vegetales y bestiario con seres monstruosos y mitológicos como leones alados.

La cabecera se compone de tres ábsides, siendo el central pentagonal y circulares los laterales. El ábside central está compuesto de un tramo recto y otro de forma pentagonal en donde se ubica el altar y retablo mayor. El arco triunfal,  ligeramente apuntado y doblado, descansa sobre columnas adosadas al último pilar, cuyos capiteles presentan ornamentación con sencillos motivos vegetal y geométricos.  La capilla mayor se cubre con una bóveda estrellada de estilo gótico datada en el siglo XVI.  En el centro aparece el escudo del monasterio. Los muros que separan el presbiterio de las capillas laterales están compuestos de dos arcadas con tres arcos de medio punto. Recorren todo el perímetro del altar pétreo arcos de medio punto ciegos que apoyan en columnas geminadas y adosadas. Le proporcionan luz cinco ventanas románicas.

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Puerta de entrada a la Iglesia/A. Vidal

El retablo del altar mayor es barroco obra de  Miguel de Romay. Se compone de tres cuerpos. En el primero se encuentra en el centro la imagen de San Bernardo, primitivamente parece que se encontraba la imagen de la Virgen y a los lados San Pedro y San Pablo. En el segundo en el centro, un calvario y a ambos lados San Bernardo y San Benito vestido con atributos abaciales. En el tercer cuerpo, el superior, la imagen de Santo Tomas, segundo patrón de la casa, y en el centro un gran escudo del convento. Las ábsides laterales son circulares cubiertas con bóveda de cañón. El del norte está dedicada a San Benito y el del sur a San Bernardo. El primero  con un  arco adornado con estrellas caladas, flores cruciformes y diversa ornamentación geométrica.  Tres grandes ventanas dan luz a las capillas absidales.

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Puerta románica/A. Vidal

La iglesia, sirvió de panteón de algunos nobles de las Tierras de Montes, Deza y Trasdeza. La casa de los Camba, también conocida como la de los  Churruchaos, tenían en él capilla, la llamada de don Álvaro. De los  muchos enterramientos que acogería solo se conservan dos: Uno situado en la nave de la izquierda, que es de tipo estola y que en su tapa está grabado un estilizado báculo. La tradición lo señala como perteneciente al abad Gonzalo das Penas (siglo XV), dato no compartido por Antonio Rodríguez Fraiz, que lo vincula al primer abad del convento, el abad Pedro. El segundo sepulcro también carece de inscripciones y está decorado con virutas heráldicas con ajedrezados propios de la familia Bermúdez de Castro y puede datarse en los primeros años del siglo XVII.

La fachada del templo de estilo barroco fue totalmente rehecha  a finales del siglo XVIII, no conservando nada de su fábrica románica. Su construcción fue finalizada en el año 1792. Se caracteriza por su sobriedad.  Sobre el  tímpano hay una antigua imagen de la Virgen con el niño en el regazo. Sobre  ella se abre una ventana  cuadrangular abocinada. La fachada se remata con una cruz pétrea cilíndrica sobre  un pedestal y a la izquierda se sitúa el campanario con una espadaña compuesta de dos cuerpos, que fue restaurada en el año 1911 al haber sufrido graves daños por el impacto de un rayo en enero de 1900.

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Cruceiro/A. Vidal

Frente a la fachada del monasterio , en la explanada se encuentra un cruceiro, obra de  José Ferreiro, del año 1893,  que anverso representa la figura del  Redentor, una Verónica y en el  reverso la Inmaculada Concepción sostenida por ángeles.

En la actualidad la Iglesia está restaurada y se encuentra en buen estado de conservación y está dedicada al culto, es la Iglesia Parroquial de Aciveiro.

Fuentes:

RodrÍguez Fraiz, Antonio: O Mosteiro de Aciveiro. Tierra de Montes. D:P:P.

Bango Torviso, Isidro Gonzalo: Arquitectura románica en Pontevedra. F.P.B.M.

Chamoso Lamas, M. y otros: España Románica. Galicia, E. Encuentro, 1980

Hipólito de Sa Bravo: Monasterios de Galicia, Editorial Everest, S.A.

Nobleza e Hidalguía en las Altas Tierras de Lalín, Antonio Viñas, Bubok Editorial

Wikipedia.org/Monasterio de Santa María de Aciveiro

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Puerta de entrada al cementerio/A. Vidal

Antonio Vidal Neira, Madrid, 3/8/2017

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